Lo que nadie se atreve a decir de tu soltería… y ya es hora de admitir
Yo sé que no quieres oír esto que voy a decirte, sé que te aburre que otras personas te hablen del tema de tener pareja. Es un tema que tiendes a evitar porque, por un lado, sientes presión (y no quieres ponerle más presión a tu vida) y, por otro, tampoco sabes muy bien qué puedes hacer al respecto para que algo cambie.
Una cosa sí es cierta: a ti te gustaría encontrar a un hombre especial para tener una relación, pero al mismo tiempo hay una parte grande de ti que quisiera que esto simplemente sucediera, sin hacer mucho, sin pensarlo tanto, como si fuera algo que “debería” llegar solo.
Porque no nos digamos mentiras: ya estás cansada de que este tema sea el mismo que llevas a terapia, lo que constelas, lo que ya hiciste en regresiones. Has hecho varias cosas para cambiar esta parte de tu historia y no has obtenido los cambios que quieres, entonces es lógico que pienses que o ese no es el camino o simplemente estás destinada a quedarte soltera.
Yo también sé que hay una parte tuya que siente que las personas que te rodean tienen esta expectativa de que tú encuentres un buen hombre, y por eso no te gusta hablar del tema con tus papás, tus hermanos o tus amigos. Sientes que al no tener pareja estás decepcionando a alguien, aunque nadie te lo diga de frente.
Puede que tú jures que ellos son unos metidos, unos chismosos, que “a ellos qué les importa lo que pase o no con tu vida”. Puede que tengas mucha rabia de que se preocupen por tu vida en vez de concentrarse en la de ellos… pero si te atreves a decirte la verdad, esa rabia no es otra cosa que tu propia frustración por no poder lograr lo que quieres y por sentir que no cumples las expectativas de quienes te quieren.
Y déjame decirte algo: que tu familia y tus amigos quieran que tú encuentres a un hombre maravilloso es, en el fondo, una buena noticia. Porque significa que ellos ven la mujer espectacular que eres y saben que alguien sería muy feliz a tu lado. Por eso quieren y proyectan eso para ti.
Claro, también hay una parte social aquí: vivimos en un mundo donde todavía se ve la pareja como el camino más conocido para tener un proyecto de vida, para hacer compañía, para armar un patrimonio. Pero créeme, tus seres queridos saben que tú puedes vivir sola. De hecho, en el fondo saben que vas a estar bien si sigues soltera. A veces incluso sienten envidia de la vida tan linda que llevas… porque sí, problemas de pareja y de hijos no tienes, y eso también se envidia (así como tú envidias la pareja o la familia de tus amigas).
Entonces sí, yo sé que este tema de pareja es complejo de traer a la mesa, porque además de tener que vivir con tus propias frustraciones, sientes que tienes que lidiar con la carga de decepcionar a otros. Y así, día a día, lo que se hace más fácil es dejar ese tema a un lado, tratarlo bajito, en silencio, muy de vez en cuando: leyendo un libro, oyendo un podcast, haciendo alguna terapia… siempre con la intención de que esto no se convierta en “el tema de tu vida”.
Ahora, si llegaste hasta esta parte del blog, sí quiero aprovechar para decirte desde mi perspectiva qué está pasando y por qué este tema de materializar pareja no se está desenvolviendo como quisieras. Y acá es donde este post deja de ser cómodo porque te voy a decir verdades que usualmente callo, entre otras cosas, porque me he dejado permear por esta tendencia mundial donde todo debe ser suave, comprensivo, cuidadoso, casi con una amabilidad forzada.
Cuando parece que has hecho TODO… pero lo esencial no lo has activado
En ti habita una mujer que siente que ya ha hecho mucho, lo suficiente como para que, si este tema de tener pareja fuera para ti, ya hubiera sucedido o habría sido fácil.
Tal vez estás esperando que yo venga a decirte que “estás miando fuera del tiesto” y que si quieres tener pareja tiene que ser con esfuerzo, dolor y dificultades.
Y la verdad sí, sí creo que este sueño y cualquier otro requieren compromiso y determinación, y sí creo que como todo sueño va a ser complicado, pero como todo en la vida, ni más ni menos.
Pero también estoy convencida de que el problema no es lo que has hecho, ni cuánto has hecho. Lo que realmente no ha producido resultados es la intención y la energía que hay detrás de TODO lo que has hecho.
Déjame ponerte un ejemplo: digamos que quieres llenar un balde con agua y para eso estás usando un colador. Es lógico que al cabo de dos horas estés aburrida y frustrada porque no llevas ni un centímetro cúbico. Empiezas a pensar que has hecho mucho, que has estado ahí durante horas, y sí, puede que en algún punto lo llenes… pero te preguntas si realmente quieres esto así, si vale tu tiempo y tu energía.
Eso es lo que ha pasado con TODO lo que has hecho para lograr este sueño de encontrar el amor. Has usado el recurso incorrecto para lo que quieres lograr. Porque esos recursos que has usado SIEMPRE han puesto el poder afuera de ti… y para lograr lo que quieres, el recurso correcto está en tu fuerza interior.
Has hecho de todo, has ido a cuanta terapia has podido, pero nada cambia porque no has activado tu poder interno.
Has creído que esto se resolvía entendiendo tu historia familiar, lo del padre ausente, lo que decía tu mamá, las historias del árbol, la maldición, la promesa de otra vida, el ex que no has superado. Has creído que se resolvía haciendo las cartas, los actos simbólicos, las meditaciones, los rituales, las novenas y los rezos.
Pensaste que estabas en acción… pero aunque todas esas herramientas son valiosas, ninguna funciona si tú no sales al mundo a experimentar la vida real.
No le tienes miedo al amor… le tienes miedo a vivir
Y aquí viene algo que sé que no quieres ver: tienes miedo de vivir, de experimentar, de que duela, de que las cosas no sean tan cómodas y seguras como la vida que ya construiste.
Has creído que todo el mundo es tan bueno como tú, así que las pocas veces que te has atrevido a hacer algo para salir con alguien, has terminado decepcionada porque la vida no es un cuento de hadas.
Te ilusionas. Creas expectativas. Y cuando algo no avanza o viene un “no”, sientes que no valió la pena intentarlo.
Pero no te has dado cuenta de que la vida en soltería también es difícil. No porque estar en pareja sea mejor, sino porque la vida es difícil. La vida se vive en tonos grises. A veces pesa, a veces confunde, a veces duele.
Y aquí es cuando te digo que el proceso de materializar pareja no es complicado porque ajá. La vida es complicada y de eso nadie se salva.
Lo que sí puedes elegir es cómo vivirla: o la evitas esperando que sea fácil, o aceptas que la vida tiene sus pros y contras, que habrá decepciones, dolor, momentos que duelen… pero también momentos felices que hacen que todo valga la pena.
Si sigues con miedo a vivir, a amar, a decepcionar, tendrás una vida más predecible. Y no pasa nada. Puedes vivir así.
Pero la gran pregunta es: ¿así es como tú quieres vivir? Porque, en el fondo, has hecho de TODO menos arriesgarte a vivir intensamente, y esa es una decisión que no se toma por un hombre ni por una relación, sino por el modo en que eliges honrar esta experiencia humana. Y sí, en algún punto te vas a tener que mirar de frente y preguntarte qué esperas realmente de tu paso por este mundo, qué sentido le das a cada día que despiertas, qué historia quieres que cuenten de ti cuando ya no estés. Y ahí es donde entra esa responsabilidad íntima e intransferible de elegir conscientemente el tipo de existencia que quieres crear: una vida que te represente, que te sostenga y que te guste habitar o una vida que se ha construido basada en tus miedos. Porque si algo cambia todo —absolutamente todo— es el momento en el que decides experimentar la vida con todos los colores que ella trae y sí, a veces esos colores son grises.